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Entendiendo al sector

¿Qué es el etiquetado de vehículos y por qué es importante?

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Ese fue uno de los temas que se conversaron en la Asociación de Empresas Automotrices de Ecuador. Cristina Victoriano, coordinadora de la división de transporte del Ministerio de Energía de Chile, fue invitada por la AEADE en su paso por Ecuador para compartir las experiencias de su país en temas como la etiqueta de eficiencia energética vehicular, homologación y los procesos de electromovilidad.

Según esta publicación de Diario El Telégrafo, hace dos años, en Quito se realizaban más de cinco millones de viajes diarios, que representan dos veces a la población de la ciudad.

De esos viajes, el 73% se efectuaba en transporte colectivo, incluyendo el escolar y el 27% restante en transporte particular. El 12% se lo hacía en medios de transporte por vías secundarias de mediana capacidad asociados al Corredor Central Norte; y cerca de dos millones de viajes diarios se hacían en buses convencionales.

Estas cifras han aumentado hasta 2019 y, con estos antecedentes, expertos han comentado que es imprescindible establecer una medida de eficiencia energética para el sector transporte, que permita reducir el consumo y desperdicio de energía.

“Es así que el etiquetado para vehículos se planteó como una propuesta, dentro de un contexto de investigación desarrollada por el Instituto Nacional de Eficiencia Energética y Energías Renovables (INER), para crear un sistema de estímulo individual hacia una eficiencia energética vehicular, mitigando el cambio climático” mencionaba la publicación.

Pero, primero, ¿qué se entiende por etiquetado?. Es una herramienta informativa que permite conocer la cantidad de energía que consume y los gases nocivos que emite un vehículo, busca fomentar hábitos más respetuosos con el ambiente y crear consciencia sobre la calidad del aire que se respira en las ciudades.

“La etiqueta está enfocada en transporte de uso intensivo de energía: automóviles, vehículos comerciales ligeros y camiones. Se trata de un medio visual que establece cuatro niveles de eficiencia identificados como A, B, C y D (A es el más eficiente y D el menos eficiente). Los factores considerados para clasificar a un automóvil en una u otra categoría son: hidrocarburos no combustionados (HC) con una importancia relativa al 20%, monóxido de carbono (CO) también con el 20%, oxígeno (O2) con 20% y el rendimiento de combustible al 40%”.

La propuesta del etiquetado vehicular en Ecuador sigue siendo un tema en conversación. Vehículos más eficientes y compras más conscientes, ese es el objetivo que se espera lograr.

Sobre el etiquetado de vehículos que se implementó en Chile, Cristina Victoriano compartió en el conversatorio mencionado que sucedió a finales del mes pasado.

Este proceso, en su país, fue un caso de éxito, transparente, con mucha información útil al momento de la compra. “Creamos un etiquetado detallado y una página web con datos que pueden ayudar a la compra al consumidor. Invito a que quienes venden autos en Ecuador den la mayor cantidad de detalles que puedan al comprador. De esa manera estamos garantizando una compra segura y, también, consciente” dijo.

Para ella, uno de los datos que más aportan al consumidor consciente es conocer cuál es la emisión de CO2 del vehículo, su eficiencia energética y el rendimiento ponderado del combustible. Esto abrió las puertas para debatir sobre mejores procesos de homologación y etiquetado en Ecuador.  

También se conversó sobre electromovilidad:

En 2017, Chile adquirió una de las flotas eléctricas más grandes de Latinoamérica y presentó su plan de electromovilidad a la ciudadanía. Esta decisión colocó al país como uno de los referentes en temas de movilidad sostenible en la región. Este modelo, también, ha sido aplaudido por expertos y expertas en el campo como Priscille de Coninck, especialista de la Agencia Francesa de Desarrollo.

De Coninck expresó, en el Diario El Tiempo de Bogotá, que “hoy, la novedad es la movilidad eléctrica. Hay muchas ciudades que tienen expectativas para implementarlo y masificarlo en buses y taxis. Chile, por ejemplo, ha adquirido una de las flotas eléctricas más grandes y es uno de los proyectos más destacados del continente”.

Cristina Victoriano, por su lado, comentó que las decisiones que se tomaron en Chile respecto a la implementación de transporte público eléctrico fueron también catalogadas como temas de salud pública. “Teníamos la urgencia de solucionar el problema de la contaminación. La parte más vulnerable de la población, como niños y adultos mayores, sufrían las consecuencias, mayormente en el invierno. No podíamos dejar que eso siga así”.

Por eso, expresó que una de las metas de la estrategia chilena de electromovilidad es lograr que el 100% de los buses del transporte público y el 40% de los vehículos particulares sean eléctricos hasta el año 2050.

Al conversatorio asistieron representantes de distintos sectores automotrices y autoridades. La visita de Victoriano fue una iniciativa de la AEADE para crear diálogos y conversaciones importantes para el sector. 

Foto referencial de portada: hibridosyelectricos.com
Foto: AEADE

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